Con la llegada de las redes 5G, el modelo tradicional de identificación de abonados móviles se ve tensionado entre la necesidad de reforzar la seguridad y privacidad de los usuarios, y los requerimientos de las autoridades para mantener capacidades de investigación frente al delito organizado.
Introducción
El crecimiento de las comunicaciones móviles ha estado históricamente ligado a la forma en que se identifican los abonados dentro de la red. El International Mobile Subscriber Identity (IMSI) es el identificador numérico que permite a los operadores reconocer a cada usuario, autenticarlo y asociarlo a un plan de servicio. Durante décadas, el IMSI ha sido un elemento central tanto para la prestación de servicios como para las tareas de investigación criminal y la interceptación legal de comunicaciones.
Con la llegada de las redes 5G, el modelo tradicional de identificación se ve tensionado por dos fuerzas en apariencia contrapuestas: por un lado, la necesidad de reforzar la seguridad y la privacidad de los usuarios frente a técnicas de vigilancia y espionaje; por otro, los requerimientos de las autoridades para mantener capacidades de investigación y de respuesta frente al delito organizado y el terrorismo.
1. El IMSI en redes móviles pre-5G
En las generaciones 2G, 3G y 4G, el IMSI se almacena en la tarjeta SIM y se utiliza para que el dispositivo se registre en la red. En muchos escenarios, el IMSI puede ser transmitido en claro en las etapas iniciales de la conexión, lo que permite que equipos específicos lo capturen y lo asocien a un dispositivo y a su ubicación aproximada.
Esta característica, sumada a vulnerabilidades en protocolos antiguos, dio lugar al desarrollo de dispositivos conocidos genéricamente como "IMSI catchers", capaces de simular estaciones base y forzar a los móviles a revelar su identidad. Si bien estas herramientas han tenido usos legítimos en contextos de investigación, también han sido empleadas para actividades de vigilancia masiva y espionaje.
2. Cambios introducidos por 5G en la identificación del abonado
Las redes 5G incorporan una arquitectura más compleja y centrada en servicios, así como nuevas funciones de seguridad. Uno de los cambios más relevantes es la sustitución del IMSI visible por el concepto de Subscription Permanent Identifier (SUPI), que identifica al abonado de forma permanente, y el uso de un Subscription Concealed Identifier (SUCI), que es una versión cifrada del SUPI.
El objetivo principal es evitar que el identificador real del usuario se transmita en claro por la interfaz radio, dificultando la captura masiva de identidades móviles y reduciendo el riesgo de rastreo no autorizado. De este modo:
- El SUPI actúa como identificador interno del abonado en la red.
- El SUCI es el valor que se transmite hacia la red de acceso, cifrado con claves públicas del operador.
- El dispositivo genera el SUCI localmente y lo envía en lugar del IMSI tradicional.
3. Impacto en la seguridad y la privacidad
Este cambio tiene implicancias significativas:
3.1 Reducción del rastreo pasivo
Al no exponerse el identificador real del abonado, se dificulta que un tercero pueda correlacionar el movimiento de un dispositivo a lo largo del tiempo solamente capturando señales de registro. Esto ayuda a mitigar técnicas de vigilancia pasiva que se basan en la lectura sistemática de IMSI.
3.2 Mayor dependencia de la gestión de claves
La seguridad del sistema se apoya en el uso adecuado de criptografía de clave pública por parte de los operadores. Una gestión deficiente de claves, certificados o algoritmos podría reintroducir vulnerabilidades o permitir ataques dirigidos.
3.3 Persistencia de riesgos en escenarios mixtos
En muchos países, la transición a 5G convive con redes 4G y 3G. Esto abre la puerta a ataques de degradación de servicio, donde un adversario fuerza al dispositivo a registrarse en una red menos segura, reexponiendo el IMSI.
4. Desafíos para la interceptación legal e inteligencia de comunicaciones
La evolución de la identificación en 5G plantea desafíos para las capacidades de interceptación legal, que deben adaptarse a un entorno más protegido criptográficamente. Entre las cuestiones centrales se encuentran:
- Necesidad de marcos normativos actualizados que contemplen explícitamente la interceptación en redes 5G.
- Coordinación técnica entre autoridades competentes, operadores y proveedores de infraestructura para asegurar que la interceptación autorizada se realice en puntos adecuados de la red, respetando garantías procesales y de privacidad.
- Mayor complejidad para asignar con precisión identidades móviles en escenarios de alta densidad de dispositivos y servicios.
Al mismo tiempo, las capacidades de análisis de inteligencia celular deben incorporar nuevas fuentes de datos contextuales (metadatos de servicio, información de celdas, patrones de movilidad) sin basarse exclusivamente en la lectura directa del IMSI.
5. Equilibrio entre seguridad, privacidad y necesidad investigativa
El diseño de 5G intenta corregir fallas históricas que permitieron el rastreo masivo de usuarios mediante técnicas relativamente simples. Sin embargo, la protección de la privacidad no puede desligarse de la necesidad legítima de los Estados de investigar delitos graves y de proteger a la población.
Este equilibrio requiere:
- Transparencia en la definición de facultades de interceptación y acceso a datos de tráfico.
- Controles judiciales efectivos y auditorías sobre el uso de capacidades técnicas avanzadas.
- Protocolos claros para la cooperación internacional, dada la naturaleza transfronteriza de las comunicaciones móviles.
6. Conclusiones
La evolución del IMSI hacia esquemas más sofisticados como el SUPI y el SUCI en redes 5G supone un avance relevante en la protección de la privacidad de los usuarios y en la reducción de ciertas formas de espionaje y rastreo no autorizados. No obstante, introduce nuevos desafíos para los organismos encargados de la seguridad y la investigación criminal, que deben adaptar sus capacidades técnicas y legales.
Comprender estos cambios es esencial tanto para quienes diseñan políticas públicas como para los profesionales que trabajan en inteligencia de señales, ciberseguridad y cumplimiento normativo. La transición a 5G no solo implica mayor velocidad, sino una transformación profunda en la forma en que se identifican, protegen y analizan las comunicaciones móviles.
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